Crítica: Svederna – Svedjeland (2018)


He perdido la cuenta de a cuantos hombres he atravesado con mi espada. Miro sus rostros segundos antes de perecer. Están cargados de una ira que les impide ver la realidad. El ser humano es realmente absurdo. Batallamos por unas tierras que realmente pertenecen a la madre Tierra. ¿Es que nadie se da cuenta de cuan efímero es el poder? Tan solo estamos en el mundo de paso, y en vez de intentar vivir en paz, deseamos lo que debido a nuestra mortalidad no podemos llevarnos al reino de las tinieblas. Al caer la noche, sufro horribles pesadillas. Todas ellas, son protagonizadas por los pobres desgraciados a los cuales les quité la vida. Una de las ensoñaciones lleva repitiéndose obsesivamente una semana. En ella, mis enemigos me arrancan la mandíbula, para después incrustar dos espadas en mi cráneo. Tal vez, los dioses solo me estén avisando de que me ocurrirá en un futuro próximo. Mientras tanto, seguiré segando vidas en honor a mi ambicioso Rey.
Bienvenidos al universo de Svederna.

«Svedjeland», el segundo trabajo del combo de Black Metal Svederna, fue publicado el 20 de abril de 2018 por Carnal Records.  Durante estas esquelas, Broken Tomb os ofrenda la oportunidad de leer su respectiva reseña.

El grupo lo forma: A. Thunarf (batería, guitarra, bajo), E. Weinestedt (guitarra, bajo), J. Holmberg (voz).

El nuevo asalto de los suecos es tan convincente como gélido. A pesar de ello, me ha resultado curioso el parecido que tienen las seis cuerdas cuando las mutean. He llegado a pensar algo como «¿no saben hacer algo diferente cuando llega el palm mute?»  No obstante, las tonadas suelen estar bastante trabajadas, adjuntando una buena dosis de melodías oscuras e instantes hímnicos. La producción, como no podía ser de otra manera es sucia. En cuanto al artwork, no os voy a mentir, me ha resultado demasiado soso, mas no se le puede negar su clara efectividad.

Mortalmente fríos son los riffs con los que os vais a topar al oír el susodicho álbum. Los hallamos dramáticos, a doble armonía y fluidos. Para los amantes de los solos, introducen uno en «Dö i tid».

De desesperados y rabiosos podríamos definir los shrieks de J. Holberg. Ah, también se atreve con clean vocals malévolas muy muy puntuales.

Los tambores son dinámicos a más no poner. Existe un buen equilibrio entre las partes aceleradas y las «pausadas».

Recalcaría la anteriormente nombraba «Dö i tid» por los registros vocales y «Kulor & länder» debido a su gran elaboración y constantes giros.

Amantes del «Metal Negro» este Long Play os gustará. Echadle un oído.

Nota: 7
Autor: Chus

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