Crítica: Desecravity – Anathema (2019)


En la última mitad del año 2007 se formó la banda de Death Metal técnico, Desecravity, en la ciudad de Tokyo, Japón. En el año 2010 comenzaron a grabar su primer álbum de larga duración “Implicit Obedience”, y tras firmar con el sello Willowtip Records, fue lanzado en el año 2012. Dos años más tarde vio la luz su segundo trabajo “Orphic Sings”. Seguidamente, colaboraron con una parte de la música del videojuego Let It Die y en 2017 estuvieron girando por toda Asia, incluyendo la participación en el Hammersonic Fest, Kolkata Deathfest y muchos otros festivales. Finalmente, el pasado año 2018 anunciaron la fecha de salida de su nuevo trabajo, titulado “Anathema”, el cual fue lanzado ayer día 25 de enero, a través de Willowtip Records.

La formación de Desecravity está compuesta por Yujiro Suzuki (voz, guitarra), Yuya Takeda (guitarra), Daisuke Ichiboshi (bajo) y Yuichi Kudo (batería).

Simplemente sorprendente, no se me ocurre otro adjetivo para resumir un trabajo tan intensamente rico en matices y con una calidad que sobresale sobre cualquier otra banda de similares características a día de hoy. “Anathema” es un disco sumamente intrincado y opresivo, los riffs cuentan con un nivel de técnica que es imposible apreciar en su totalidad en una primera escucha, estos son tan precisos como caóticos, y no dejan un solo espacio para el descanso en los 32 minutos que dura el álbum al completo. Además, también encontraremos algún que otro solo de guitarra que simplemente te dejarán con la boca abierta, intentando asimilar como es posible tal nivel de capacidad para tocar un instrumento. El bajo, por otra parte, también adquiere un protagonismo inusual, ya que además de llevar las riendas de la sección rítmica junto a la batería, brilla en cada compás por sí solo, añadiendo una capa extra de los matices que comentaba anteriormente.

La batería es espectacular en todos los sentidos; por supuesto aquí no encontraremos mid-tempos ni slow-tempos, tan solo velocidad y precisión a partes iguales sin ayuda de baterías programadas.

El registro vocal, mayoritariamente es un growl cavernoso, el cual se alterna en ocasiones con screams de corte más agudo.

En definitiva, aún queda mucho año por delante, pero ya os aseguro que “Anathema” va a estar en los primeros puestos de lo mejor del año en cuanto a Death Metal técnico se refiere. Ni se os ocurra perder de vista semejante obra de arte.

Nota: 9,5
Autor: Ramón

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