Crítica: Stained Blood – Nyctosphere (2019)


Cada vez estoy más consumido. A veces, es como si la inmensa maraña de pensamientos oscuros que me atormentan cobrase forma. Poco a poco se van uniendo, hasta formar una enorme calavera que acaba por devorarme. Supongo que mi cada vez más avanzada locura era inevitable. Todo empezó con insomnio ocasional. En un principio no me alarmó. A todo el mundo le ha pasado eso alguna que otra vez. Sin embargo, al cabo de dos meses, tenía la sensación, debido a la falta de descanso, de que estaba conectado todo el tiempo. Mi cerebro se estaba sobrecargando. El humor me cambió por completo. Hacía gala de un increíble autocontrol cuando tenía que interactuar con otros. Me daban ganas de arrancarles el corazón y hacérselo tragar. Acabé pidiendo ayuda médica. Como de costumbre, tan solo me recetaron una serie de medicamentos que lo único que consiguieron fue destrozarme el estómago. Temo que llegue la noche. Para la mayoría, con la oscuridad y el silencio llega la paz. En mi caso, solo vienen unos deseos de muerte. Me imagino a mí mismo arrojándome por un precipicio, o teniendo una sobredosis de pastillas.  Sé que tarde o temprano lo hare. De esta forma, seguro que llegará la bendita desconexión.
Bienvenidos al universo de Stained Blood.

Stained Blood volverán la carga el 22 de marzo de 2019 con su tercer disco «Nyctosphere» vía Blood Fire Death.

Su actual formación es: Raul Urios (bajo), Salvador d’Horta (batería), Miquel Pedragosa (guitarra), David Rodríguez (guitarra), Narcis Boter (voz).

No recuerdo muy bien si fue por 2015 o 2016, pero tuve la fortuna de ver a este combo en directo en la tristemente desaparecida sala conocida como «Gat Penat» en Castellón. Al salir, le comenté a un inmejorable amigo y fotógrafo que esta banda eran los The Black Dahlia Murder españoles. Me quedé completamente prendado de su música. Durante estos años, me preguntaba una y otra vez cuando habría nuevo material. Al fin la espera para todos sus seguidores está a punto de llegar a su fin. Si hay alguna ventaja en realizar reseñas, es que se puede llegar al punto que uno reciba ediciones promocionales para realizar la susodicha faena. Imaginaos mi alegría cuando me llegó ésta. Bueno, después de este para muchos innecesario y largo comentario, ¿qué os parece si vamos a lo que es la crítica propiamente dicha? Empezamos en tres… dos… uno… ¡YA!

De entrada, los catalanes parecen haber abrazado de forma más descarada su vertiente más blacker. Tanto es así, que básicamente estamos ante un Elepé de Melo Black Death. La principal diferencia que existe con su antecesor es que han dejado bastante de lado las «hachas» a lo «Metal Muerto Melódico» que se promulgaban mucho más en el pasado. A ver, que ramalazos de esta característica haberlos los hay, solo que simplemente están menos presentes. Aquí ya podríamos entrar en debates subjetivos. En mi caso, sí que echo de menos esa faceta. No obstante, y opiniones personales aparte, lo cierto y verdad es que estamos delante de un señor discazo. Quien piense antes de catar el álbum que tal vez la banda haya bajado el nivel de calidad compositiva, se va a dar con un canto en los dientes. Da gusto encontrarse con conjuntos que no se dedican a hacer una y otra vez el mismo disco. Las tonadas, variables y trabajadas hasta extremo son francamente perfectas. El denominador común en todas ellas es sin duda la celeridad, cosa que en mi caso adoro. Ya hablando de la producción, ésta es abrasadora. Por otro lado, no me digáis que el artwork no es increíble. Tan oscuro como la música que escucharéis si os atrevéis a darle al play al embiste.

Dramáticas hasta decir basta son las seis cuerdas. Los riffs los hallamos fluidos, disonantes, a doble armonía, siniestros, a una cuerda y con instantes del estilo Gotemburgo.

Abrasadores son los registros vocales de Narcis. Como era de esperar, y gracias a Odín siguen sin usar clean vocals.

Ya lo decía un poco más arriba. La percusión va a mil por hora. Exagerada orgía de blast beats y up tempos. ¡Qué maravilla!

Destacaría el tema que ha sido elegido como sencillo ‘The Lightless Walk’ ¿Por qué? pues porque cuando recuperan la influencia de la formación de Trevor Strnad me encanta.

Preparad el Reflex que os va a hacer falta. Si no hacéis headbanging con esto, es que en realidad os gusta Maluma y no lo sabéis.

Nota: 9
Autor: Chus

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