Crítica: Bloody Brotherhood – Don’t Break the Circle (2019)


Conforme avanzaba el ritual, un cada vez más potente malestar iba haciendo mella en la concentración del joven hechicero. Sabía que no podía desfallecer. Si lo hacía, los espíritus malignos que estaban intentando controlar en beneficio propio escaparían, sembrando el caos y la destrucción en la Tierra. Miró a su alrededor. Sus dos compañeros habían sido poseídos. Los rostros de ambos se contorsionaban de forma inhumana. Utilizando toda la fuerza de voluntad de la cual un mortal puede hacer gala, consiguió salirse del pentáculo. Sin embargo, ya era demasiado tarde. La maléfica ánima ya estaba en su interior devorando su alma….

Bienvenidos al universo de Bloody Brotherhood.

«Don’t Break the Circle» es el título del segundo L.P de los Old School Death Metaleros Bloody Brotherhood. Llegó al mercado el 1 de marzo de 2019 vía Dead Sheep Productions, y ahora Broken Tomb se enorgullece en poder ofreceros su respectiva reseña.

El actual line up del combo es: Juan (batería), Camps (bajo y coros), Imanol -Cruento- (guitarra y coros), Imanol – Nargalu- (guitarra y voz).

Señores, si hiciésemos una gráfica midiendo el nivel de calidad de los del País Vasco, veríamos una clarísima línea ascendente desde sus inicios hasta la actualidad. ¡Vaya señor disco que se han marcado! Las tonadas están mucho más elaboradas que antaño, reflejándose en un mayor minutaje en las susodichas. Esta característica, no hace en ningún momento que la escucha del disco sea pesada, todo lo contrario. Os aseguro que conforme estéis oyendo el Elepé en cuestión, no bajará un ápice ni vuestro interés ni vuestra atención hacia él. No contentos con ello, y sin despegarse en absoluto del mejor «Metal Muerto» a la vieja usanza, han introducido partes que al menos para este humilde redactor le han resultado frescas y poco convencionales. Ejemplo de ello es sin duda «The Impaler». Catadla y veréis lo que es bueno. Por otro lado, y ya adentrándonos en el terreno de la producción, poca pega se le puede poner a ésta. El sonido es pútrido y nítido a partes iguales. Con el artwork… A ver, la portada está bien, pero me ha resultado demasiado típica.

Siniestros, variables y adictivos. Sí camaradas, estoy comentando, o mejor dicho, describiendo cómo son las notas que Cruento y Nargalu sacan de sus respectivas «hachas». Hallaréis los riffs fluidos, a doble tono y armonía, a una cuerda y pesados. A su vez, la lead guitar aparece lo justo. Ojalá que para próximos asaltos decidan incluir más solos.

A ver, con el tipo de Metal Extremo que hacen ¿cómo creéis que son los tonos vocales? Efectivamente, lo habéis adivinado, aquí los growls mandan.

Atentos a las bass line de «I’m the Shadow (We Are the Shadow)» y «Destroyer». Da gusto cuando este instrumento tiene sus momentos de gloria. Así da gusto.

La percusión es mortalmente dinámica. Preparaos para cambalaches de dirección a troche y moche. Obviamente, no faltan los «golpes relámpago», aunque no es un recurso especialmente explotado en la forma de aporrear los parches de Juan.

Destacaría por sus desarrollos magistrales «Don’t Break the Circle». Tampoco me puedo dejar atrás la poderosísima «Kingdom of Evil».

Sin temor a errar, estamos ante el mejor Long Play de estos tíos hasta la fecha, y os garantizo que es completamente cierto.

Nota: 8’5
Autor: Chus

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