Crítica: Curse of Denial – The 13th Sign (2019)


Desde la primera vez que se adentró en lo que parecía a todas miras una especie de bosque secreto, se sintió atraído por el lugar. Era como si algo, una fuerza superior, lo llamase. No podía contarle a nadie lo que le estaba ocurriendo. Si lo hacía, posiblemente acabaría encerrado de nuevo en el sanatorio mental. Después de haber transcurrido dos semanas desde su primera incursión en tan extraños parajes, decidió retornar. Sin saber por qué, esperó a que cayera la noche para emprender el camino. No quería que nadie lo viese entrar allí. Misteriosamente, al salir de casa, las calles estaban completamente desiertas. Ni tan siquiera había tráfico. No tardó demasiado en llegar a las afueras de la ciudad. A su alrededor las cosas parecían contener unas muy leves diferencias. Las luces, los colores… algo andaba mal. De repente, y casi sin darse cuenta, estaba en el intrigante boscaje, delante de un ser amorfo con múltiples ojos. La cabeza era enorme y su piel transparente, pudiéndose ver todos sus órganos funcionando a la perfección. Antes de poder reaccionar, un terrible dolor que comenzaba en el centro de la columna lo dejó petrificado. El cuerpo del muchacho empezó a humear. ¡Se estaba transformando en algo que no era humano!
Bienvenidos al universo de Curse Of Denial.

Dos años después de su debut «The 13th Sign», los Black Death Metaleros Curse Of Denial, vuelven a la carga con su segundo L.P «Coming for Your Soul». El redondo, verá la luz el 26 de julio de 2019 gracias a Redefining Darkness Records.

Su alineación es: Mike Perez (bajo), Shawn Hapney (batería), Jeremy McLellon (guitarra), Gary Heinrich (guitarra), Rob Molzan (voz).

Desafortunadamente, me es imposible hacerle una buena reseña al disco que hoy protagoniza las esquelas que estáis leyendo ahora mismo. A ver, antes de empezar, tengo que aclarar que el quinteto americano no es malo, o mejor dicho, no es intrínsecamente malo. Pero a ver, si durante más o menos una hora y cinco minutos de música, un disco no llega a brillar en ningún momento, es que algo bien gordo falla. Es innegable que las composiciones están bien trabajadas, mas no tienen ni el más mínimo ápice de chispa. No sé lo que opinaréis vosotros, pero para este humilde redactor, tan solo son una banda más, haciendo una música que sin ser ni mucho menos mediocre, no llama en absoluto la atención. Al menos, la producción es nítida y poderosa. Asimismo, el artwork es apabullante. Tanto, que lo mejor para mí ha sido la portada.

Las seis cuerdas, exhiben una buena cantidad de cambios por tonada. Las dobles armonías son una constante, al igual que esa aura de maldad y dramatismo que rodea a cada nota. Como era de esperar, tropezaréis con riffs fluidos, muteados, a tremolo piking y alguna que otra disonancia. Por su lado, los solos cumplen muy bien su tarea.

Aquellos que disfrutéis con varias tonalidades, quedaréis complacidos con el trabajo de Rob. Este hombre mete tanto Shrieks como Growls.

De normal, las cuatro cuerdas pasan desapercibidas. No obstante, en ‘The Headless Horseman’ y ‘Coming for Your Soul’ se hacen notar.

A medio gas suelen ir los tambores. Los «golpes relámpago», y la celeridad en general están a cuentagotas.

En esta ocasión, no destacaré el tema que más me ha gustado, sino el que menos. El ganador de ese «premio», se lo lleva ‘Dearly Depart’. Su infinito e innecesario pasaje macabro introducido sobre la mitad, rompe por completo la intensidad del tema, alargándolo hasta rozar lo absurdo.

A riesgo de reiterar en exceso, NO SON PÉSIMOS, pero si anodinos.

Nota: 5
Autor: Chus

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