La puerta donde estaba confinado se abrió. Dos hombres ataviados con pesadas túnicas negras se le acercaron, agarrándolo de los brazos y levantándolo bruscamente. Comenzaron a andar por un largo y húmedo pasillo. Al llegar a lo que parecía ser el salón principal, pudo ver como justo en medio había pintado en el suelo un enorme pentáculo. Dentro del símbolo de contención maligno, estaba una especie de estatua creada a base de trozos de persona. La visión de una calavera introducida en una caja torácica le dejó completamente paralizado. ¡De seguro, él iba a ser otra pieza más!…
Bienvenidos al universo de Rotten Hate.
«Stabbing the Masses» fue el título del primer disco de los Death Crusties Rotten Hate. El susodicho redondo, vio la luz el pasado 30 de julio de 2019 gracias a Australis Records.
El grupo está formado por: Manuel V. (bajo), Lino C. (batería), David Briones (guitarra y voz).
No puedo decir que el primer Larga Duración de los de Chile me haya entusiasmado especialmente. Supongo que estoy comenzando a aborrecer a las bandas que en pleno 2019 usa y abusan del HM2. Pero bueno, me voy a dejar de divagaciones subjetivas para procurar brindaros a todos vosotros, queridos lectores, una reseña de la cual os podáis fiar a pies juntillas. No podemos negar el potencial del power trio. Las diez tonadas -bueno en realidad ocho, ya que dos de ellas sirven simplemente de relleno-, van directas a la yugular. No os encontraréis complicaciones a nivel de técnica instrumental, y los giros en las susodichas son los justos y precisos para no caer en el pozo del aburrimiento. Al decir esto no me malinterpretéis. La intensidad y la pasión no baja ni un solo segundo, con lo que el deleite está asegurado. La producción…. bueno pues eso. Como ya decía antes, volvemos atrás en el tiempo para llegar a finales de los 80 y primeros de los 90 en Estocolmo.
Crujientes cual ataúd podrido son las guitarras de David. Este hombre se dedica a crear riffs fluidos e insidiosos. No se olvida de los embistes a tremolo picking ni de los ramalazos crusties. No obstante, las dobles armonías van a cuentagotas. Ah, casi se me olvida, también se atreve con pasajes pausados siniestros.
Desesperados y feroces son los registros vocales. Sorpresas en este apartado ninguna. Growls y solos growls.
El kit de tambores suele ir a toda velocidad. los up tempos estándar y los de pulso lento conviven sin problema con los necesarios momentos a medio gas. Por cierto, «golpes relámpago» no hay ni uno.
Destacaría ‘Saints’ y ‘Bloodshed’. Vaya tela. Cuando las oigáis sabréis por qué las he recalcado de forma especial.
A pesar de no ser brillantes, su propuesta es disfrutable. Dadle una oportunidad. Más de uno vais a quedar con la boca abierta.
Nota: 6
Autor: Chus
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