Crítica: Exhumed – Horror (2019)


«Bien es sabido que todo es cíclico. Las modas vienen y van y retoman aspectos del pasado. Por su lado, en el sector del arte o entretenimiento sónico o audiovisual, en 2030 reapareció el VHS, devolviendo los videoclubs a la vida. Durante su revival, se formó una leyenda negra. Se decía que existía una película maldita. Todo aquel que la veía lo encontraban descuartizado en casa. Pues bien, hoy 17 de enero de 2037, después de mucho buscar, tengo el film maldito en mis manos. Ahora, mientras sigo grabando con mi cámara, voy a demostrar que esta leyenda urbana tiene tanta validez como cualquier absurda superstición.»

Sargento, a partir de ahí le aseguro que hay que tener mucho estómago. Para mí, fue casi imposible mantener la mirada. Le aseguro que de la maldita televisión se abrió una especie de portal. El psicópata desfigurado que protagonizaba la cinta salió literalmente de la caja tonta, descuartizando al joven con una motosierra…
Bienvenidos al universo de Exhumed.

Amantes del mejor Death Gore Grind, Exhumed publicará su nuevo trabajo el cuatro de octubre de 2019 gracias a Relapse Records.

El actual line up del combo es: Matt Harvey (guitarra y voz), Ross Sewage (bajo y voces), Mike Hamilton (batería), Sebastian Phillips (guitarra).

Así, como el que no quiere la cosa, el cuarteto californiano se vuelve a marcar una vez más un señor discazo. Desde luego, a veces me asombro de la capacidad que ciertos grupos tienen de realizar semejantes maravillas a pesar de llevar tantos años en activo. Hay mentes que son incombustibles, ¿no creéis? Pero ya está bien de andarme por las ramas, pasemos a comentar el disco en cuestión. Poca sorpresa vais a tener durante los 15 cortes que conforman el plástico. Como de costumbre, las tonadas son tan letales como cabían de esperar, siendo cortas y directas. Obviamente no existe demasiada complejidad a nivel técnico. Sin embargo, si no os volvéis locos con esto, es que estáis muertos. El tufillo a los primeros Carcass sigue presente, aunque no tanto como en los tiempos del «Anatomy Is Destiny«. Se podría decir que con los años, sin renunciar a sus raíces, han sabido crear una personalidad propia que les funciona a la perfección. La producción es impoluta y actual. Por su lado, el artwork, emulando las caratulas de las -al menos por mí- añoradas cintas de vídeo me parece una idea genial.

Adictivas e intensas son las seis cuerdas. Madre del amor hermoso, que subidón da riffs así. Los ataques de tremolo picking van a cuentagotas, aunque no son inexistentes. De lo que dan una buena ración son de embistes fluidos e instantes core a toda castaña. Los solos, introducidos en la inmensa mayoría de las tonadas cumplen a la perfección su función. Ésta no es otra que haceros explotar los sesos.

Hablando ahora de las voces, supongo que a estas alturas ya sabréis que las acometidas de doble tonalidad están a la orden del día. Desgarradores guturales agudos rasgados similares a los de Mr Jeff Walker comparten espacio con growls cavernosos.

La percusión va a mil por hora. Os garantizo que las palabras respiro, descanso o similares no tienen cabida en el vocabulario de Mike Hamilton. Que no nos falten los blast beats sí señor,

Recalcaría…. ¡qué demonios!, las destaco ¡TODAS! Ay señor, que a gusto se queda uno oyendo a esta gente.

Si andáis enganchados al «ruido» radical cubierto de vísceras tanto como yo, deberíais de comprar el Elepé que ha copado estas líneas hoy.

Nota: 10
Autor: Chus

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