Crítica: Larvae – Necroptuary (2019)


La enorme larva despedía una mortecina luz esmeralda. De repente, comenzó a palpitar con cada vez más fuerza hasta llegar a romperse, expulsando un espeso líquido rosado. De allí, salió arrastrándose de forma lenta y dificultosa una especie de hibrido entre humano e insecto.  El engendro se sentía iracundo y hambriento, pero ante todo estaba asustado. A lo lejos, sin saber lo que era en realidad, observó las luces que alumbraban la ciudad más cercana y decidió encaminarse a ella. En ese mismo instante, se había iniciado la mayor masacre que la humanidad hubiese conocido…
Bienvenidos al universo de Larvae.

El 2 de marzo de 2019 apareció el nuevo E.P del combo de Death Doom Metal Larvae. El extended Play fue titulado «Necroptuary».

El grupo lo forma: Brad Kobylczak (guitarra y voz), Dara Santhai (guitarra), Wyatt Culbertson (bajo), Eric Evert (batería).

Más oscuro que el alma de Charles Manson es el nuevo trabajo del cuarteto americano. Desde la primera nota, su propuesta consigue transportarnos a un paraje estéril repleto de tristeza y muerte. Las tonadas son asfixiantes, usando y abusando de los mid tempos más corrosivos, sin que por ello olviden introducir buenos instantes acelerados si la ocasión lo requiere. Sin embargo, no todo es bueno. Su principal fallo está en el uso del clásico HM2 para conseguir ese sonido tan característico y crujiente en las seis cuerdas. Algunos dirán: ¿ese es la pega? Pues sí, y procedo a explicarme muy brevemente. Señores, hay tantas y tantas bandas sonando igual, que a pesar de que la valía de estos chicos es obvia, no consiguen ofrendarnos algo que sea distintivo y único.  

Preparaos para unos guitarrazos arrastrados y punzantes. Los riffs resultan letales, introduciendo dobles armonías, armónicos afilados y algo de tremolo picking. Dramáticos, muy dramáticos resultan los solos.

Con la única excepción en ‘Decomposed Disembodied’ donde irrumpen pinceladas de barítonos impíos, el resto del tiempo en lo que a voces se refiere gobiernan con mano de hierro unos growls inhumanos.

Lo que predomina en los tambores es la pesadez. Aunque como comentaba en el párrafo principal, no dejan de lado por completo los up tempos. 

Destacaría la final ‘Immortal Corpses’ como lo mejor del embiste.

Aunque hay talento, falta personalidad. Igualmente, recomiendo a los amantes de la música radical más agonizante que los escuchen, ya que no son ni mucho menos malos.

Nota: 6
Autor: Chus

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