Crítica: Toxic Holocaust – Primal Future: 2019 (2019)


No creía que hubiese alguien en su entorno que no lo tomara por imbécil. Era diferente al resto. No podía encontrarle sentido no solo a las acciones de la mayoría, sino también a cómo funcionaba el mundo. A veces, se preguntaba si él era el único que se percataba de todo lo que andaba mal en la sociedad. No tardó en encontrar algo con lo que evadirse del hastío que le producía la vida misma. Los salones recreativos, repletos de máquinas de videojuegos eran su vía de escape. No le hacía asco a ningún título, sin embargo, le gustaba en especial uno llamado Primal Future. Era similar al Contra pero con un aire mucho más futurista. Daba igual si tenía monedas o no, él igual estaba cerca siempre de la recreativa. Había perdido la cuenta de las veces que había soñado con ser Toxic, el protagonista del juego y salvar al planeta. Cuando llegaba a casa, era como un golpe de cruda realidad. Pensaba una y otra vez que ojalá no se sintiese fuera de lugar en cualquier situación. Era un niño por el amor de dios, tan solo quería que lo abrazasen y sentirse amado…
Bienvenidos al universo de Toxic Holocaust.

 

El sexto álbum de la ahora One Man Band de Thrash Black Metal Toxic Holocaust, vio la luz el 4 de octubre de 2019 gracias al sello eOne. El único miembro que queda no es otro que Joel Grind, encargándose en estudio de todos los instrumentos y las voces. El L.P fue bautizado con el nombre de «Primal Future: 2019».

Bueno, ahí vamos una vez más con otra reseña de un proyecto musical salido del revival del Thrash Metal a primeros del 2000. En primer lugar, y antes de nada, creo firmemente que propuestas así están enfocadas para veteranos que no se cansan una y otra vez del mismo esquema sónico y para novatos. Esto, desde mi punto de vista, lo único que ha conseguido es estancar y enterar aún más si cabe el estilo anteriormente nombrado. Ahora bien, metiéndonos en el disco que hoy nos atañe, creo que sobra comentar que no se hallan sorpresas de ningún tipo. Su estructuración es tan sólida como simplista, aprovechando al máximo los límites del «Metal Apaleador Negro» más añejo. ¿Es malo el Elepé? Por supuesto que no. Lo que ocurre es que la sensación de que se ha oído millones de veces esa manera de componer hace que, al menos este humilde redactor, pierda el interés bastante rápido. La producción es cruda en su justa medida. Por su parte, la portada no podía estar más enfocada a la ciencia ficción que se podía degustar en los dorados y añorados años 80.

Zafarrancho de «hachas» fluidas camaradas. Ya lo decía un poco más arriba. No creo que nadie acabe maravillado con los riffs de Joel Grind, aunque desde luego es imposible no hacer headbanging con ellos. Si la ocasión lo requiere, introduce unos solos resultones.

El registro vocal de este hombre me recuerda a horrores al de Cronos de los míticos Venom. O sea, su garganta, siempre rasposa rezuma maldad y violencia por doquier.

A up tempo de pulso lento son aporreado de normal los tambores, sin dejar por completo de lado los instantes más contundentes.

Sin despreciar el resto de tonadas, me han llamado especialmente la atención ‘New World Beyond‘ y ‘Time’s Edge‘.

Nada nuevo en un horizonte muy trillado.

Nota: 5
Autor: Chus

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