Crítica: Hallucinator – Another Cruel Dimension (2020)


El 14 de febrero de 2020 los discípulos americanos de death thrash Hallucinator editaron su primer larga duracion nombrándolo «Another Cruel Dimension» amparados por el sello californiano Carbonized Records.

Hallucinator son: Will (batería), Eric Stucke (voz, guitarras y sintetiza dores), Dave Rochmann (bajo) y Falko Bolte (guitarras).

El lanzar un album debut supone quizá el paso más importante en la carrera de todo grupo musical independientemente del género practicado. Te sitúa en el panorama sonoro haciéndote un hueco en el corazón del seguidor en este caso de metal extremo. Para eso las ideas deben ir unidas al talento con el fin de imprimir de manera convincente la música generada, visibilizándose así un mundo interior del que se nutre las composiciones que tras mucho trabajo colaborativo entre los artistas darán cuerpo y alma a una ilusión convertida en realidad escuchable hoy en día con los medios disponibles en todo el orbe. Una vez elegido un estilo concreto lo ideal sería desmarcarse lo máximo posible de lo realizado anteriormente por otras bandas manteniéndose una personalidad abierta a nuevas posibilidades creativas. Desafortunadamente los estadounidenses Hallucinator no brillan por su originalidad y su propuesta queda muy perjudicada por la adopción de patrones musicales referenciables de otras formaciones legendarias (Slayer y Morbid Angel entre otras) donde fijan su mirada perdiéndose su imagen en tales influencias contempladas en exceso como epicentro de filosofía sonora mal asimilada. Un elemento desconcertante pero no del todo desdeñable es el uso turbio de partes electrónicas destacando el prólogo del tema cantado ‘Chapel Perilous‘ y los cortes sin voz que sirven de apertura y cierre al lp e Into ‘Lurid Destinations‘ también instrumental que nos recuerda indefectiblemente a Burzum. La produccion es otro factor que juega en su contra al emplear una mezcla de sonido anclada en la década de los ochenta, dando la impresión de envaramiento técnico. La portada es lujuriosamente cadavérica, mostrando un grabado en blanco y negro de macabra fantasía desfavorecida por el color púrpura del logo en lugar del infalible y trascendente tono rojo sangre.

Las guitarras aparecen avernales, bien ritmizadas en tiempos ultraveloces, rápidos y medios sin faltar instantes ralentizados en menor medida. Los riffs infecciosos son directos en una esperada avalancha sónica, guardando una eficacia que se antoja periclitada. Los solos mantienen una estructura académica de salvaje naturaleza ya sean únicos o desdoblados.

La voz es sólida y cavernosa, sobredimensionada en un timbre fortalecido por agudos de delectable audición. El recordarte a otros vocalistas resta valor a la participación de Eric, despersonalizándola.

La batería navega bien en el listado de temas con una utililzación acertada de batería, doble bombo y plato pero adolece de cierto desacople debido a su rudimentario sonido de golpeo.

El bajo tiene un mínimo papel en la obra oscilando entre la muerte y la resurrección sobre todo en los pasajes lentos. Por Kali en ‘Ruthless Transgression‘ su inclusión no es meramente anecdótica.

Los temas a perseguir son ‘Ruthless Transgression‘ por su inesperadada primera parte death and roll, la brutalmente variada ‘Chapel Perilous‘ y la version sentida de ‘On They Slay‘ de los pioneros americanos R.A.V.A.G.E. (luego Oblivion y posteriormente Atheist).

Un disco con un sabor añejo descontextualizado en pleno siglo XXI sin riesgo ni innovación.

Nota: 4
Autor: Suicider

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