Crítica: Arcaine – As Life Decays (2020)


La devastación después de la tercera guerra mundial fue total. Las cabezas nucleares destruyeron cada centímetro del planeta, acabando tanto con la vida vegetal como la animal. Los pocos supervivientes a la hecatombe vagaban por un mundo estéril y muerto. La radiación les provocaba malformaciones a algunos, y una muerte lenta de dolor indescriptible a otros. Él era de los primeros. Tenía extraños bultos en los brazos y en el abdomen. ¿Era cáncer? Posiblemente, aunque aún estaba vivo y hambriento. Al cabo de varios días de travesía, observó a lo lejos un árbol. El instinto lo llevó a acercarse a lo que ya era un trozo de madera fenecido. Aún tenía en sus ramas una manzana. Le sorprendió que la fruta no estuviese podrida. Con dificultad consiguió agarrarla, hincándole el diente de inmediato. Jamás llegó a saberlo, pero era el último fruto que quedaba en la Tierra…
Bienvenidos al universo de Arcaine.

«As Life Decays» es el título del debut de los Modern Death metaleros Arcaine. El redondo, fue lanzado por Black Sunset y MDD Records el 14 de febrero de 2020.

La alineación del grupo es la siguiente: Adrian Gisler (voz), Brandon Wildhaber (guitarra solista), Renato Herzog (guitarra rítmica), Reto Camenisch (batería), Rinaldo Gaudenz (bajo).

Ay señor, si hubiesen optado por componer más cosas parecidas a ‘Relentless‘ o en su defecto a ‘Rebuild‘, de seguro que leeríais una reseña muy diferente a la que hoy os traigo camaradas. Antes de nada, quiero dejar constancia de que la agrupación suiza le sobran buenas maneras en materia de ejecución y composición. No obstante, para mí hay una serie de «peros» que voy a proceder a exponeros. A ver, de entrada, y para que tengáis una idea real de lo que os enfrentaréis si le dais al play al susodicho Elepé, tengo que advertiros que el ramalazo de Djent es muy grande, estando presente en todas y cada una de las tonadas. Esto hace que la propuesta sónica sea siempre entrecortada y destensada, adoleciendo de por así decirlo fluidez. Supongo que a las nuevas generaciones de metalheads esto no supone ningún problema. Para mí, al final me resulta algo pesado. ¿Qué ha pasado? pues que debido a la característica que os acabo de comentar, he ido perdiendo de forma paulatina interés a medida que transcurrían los minutos, dejándome al acabar el asalto un sabor agridulce. No obstante, me alegra que existan personas que intenten expandir los límites del metal extremo de la manera que lo hacen esto tíos. Cambiando de tercio, la producción es perfecta, al igual que el artwork resulta por una parte desolador y por otra parte esperanzador.

Marcadas y poderosas son las «hachas». Degustaréis de dobles armonías y si la ocasión lo requiere de un plus de técnica extra que es de agradecer. Ah, tampoco se les caen los anillos a la hora de reventarnos con toques -ínfimos, eso sí- del mejor Melo Death Metal. Los solos os dejarán taquicárdicos. Ahí dejo eso.

Espero que no os disguste el ataque tanto de growls como de guturales agudos rasgados, porque eso es lo que hay aquí.

Los tambores suelen ir a medio gas, usando los bombos para hacer réplicas de los riffs. Existen momentos de up tempos y blast beats pero solo los encontraréis en las canciones mencionadas en el inicio del párrafo principal. Que dicho sea de paso son las que recalcaría sin dudar.

Música radical para mentes abiertas y oídos de nuevo cuño.

Nota: 6
Autor: Chus

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