Crítica: Six Feet Under – Maximum Violence (Reedición 2019)


A pesar de estar consciente, se encontraba inmóvil a causa de lo que le habían inyectado. Lo colocaron en una silla especial. Con gruesas correas que evitaban que se desplomara hacia los lados, amarraron tanto sus extremidades como la cabeza. Podía percibir con total claridad la presión del cuero sobre su piel. En ese instante, comenzaron de forma literal a levantarle la tapa de los sesos, dejando el cerebro a la vista. El dolor fue indescriptible, aunque peor fue el terror que sintió. ¿Qué iban a hacerle?, ¡ni tan siquiera podía gritar! Estaba claro que no saldría de allí con vida. Tan solo esperaba que la parca llegase antes de que el intenso dolor le arrebatase para siempre la poca cordura que le quedaba…
Bienvenidos al universo de Six Feet Under.

Originalmente editado en 1999 por Metal Blade Records, el tercer L.P de Six Feet Under no dejó indiferente a nadie. El 16 de noviembre de 2019, Satanath Records lo reeditó en digipack, dándonos la excusa perfecta para poder hacerle una reseña.

La formación que en su momento dio vida al redondo fue: Chris Barnes (voz), Greg Gall (batería), Terry Butler (bajo), Steve Swanson (guitarra).

Cuando en 1995 apareció «Haunted» crítica y fans le dieron el visto bueno al que por aquellos entonces era un proyecto paralelo de Chris Barnes y Allen West, componentes de Cannibal Corpse y Obituary respectivamente. Para seros sinceros, por lo que a mí respecta, tanto su debut como su sucesor «Warpath» me parecieron correctos sin más. Es cierto que las composiciones tenían gancho, mas acababan por ser demasiado simples y carentes de ferocidad. Sin embargo, las cosas cambiaron a mejor, que digo a mejor, a muchísimo mejor cuando irrumpió «Maximum Violence». El redondo, era mucho más intenso que sus predecesores, incluyendo una mayor celeridad en los tempos, un número superior de cambios de dirección además de un aire más siniestro. De esta forma y con las nuevas cualidades que le habían adjuntado, se convirtió de inmediato en su mejor trabajo hasta la fecha, y por qué no decirlo, mi disco favorito del grupo junto con «Crypt of the Devil» de 2015. Hoy por hoy lo sigo escuchando y disfrutando como el primer día, recomendándolo a todo aquel que a estas alturas aún no lo haya hecho.

Las «hachas» son extraordinariamente efectivas y adictivas. El número de riffs por tonada aumentó considerablemente en comparación con los Elepés anteriores, ganando dinamismo. Por supuesto, no se habían olvidado de ese toque más groovie, aunque las inclusiones de tremolo picking resultaban enriquecedoras y espeluznantes. Respecto a los solos, no aparecían siempre. Cuando lo hacían, conseguían poner los pelos de punta al más pintado.

Que decir de Barnes que no se haya dicho ya. Siempre ha sido y será mi vocal favorito. Sus profundos, inhumanos y entendibles registros son únicos y perfectos.

Al igual que las seis cuerdas, a la percusión también se le subieron las pulsaciones. El mid tempo ya no era perpetuo y aquello era genial. 

Quitando el innecesario cover de Kiss, todas y cada una de las canciones son magistrales. Mis preferidas han sido, son y serán ‘Feasting on the Blood of the Insane‘, ‘No Warning Shot‘ y ‘Hacked to Pieces‘.

Tal vez no tengan una discografía impoluta, pero en ella hay obras maestras como este «Maximum Violence»

Nota: 10
Autor: Chus

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