Crítica: Purtenance – Buried Incarnation (2020)


Era imposible mantener a raya a uno de los más poderosos siervos de Satán. Al menos, tenía la tranquilidad de haber evacuado el lugar antes de que los divinos sellos de contención terminasen por romperse. Tan solo estaban ella y el maligno ser cara a cara. Alzó la cruz y comenzó a gritar «¡sal de suelo sagrado, es Dios mismo quien te lo manda!» Sus palabras parecieron surtir efecto durante unos segundos. Sin embargo, el monstruo volvió a avanzar. La agarró de ambos brazos y comenzó a penetrarla contra su voluntad. Los gritos de dolor resonaron en todo el lugar durante horas. Al acabar, ambos sabían que en su interior estaba engendrando al que la humanidad denominaría como el Anticristo….
Bienvenidos al universo de Purtenance.

Xtreem Music lanzará el 23 de junio de 2020 el cuarto trabajo de los Death metaleros Purtenance titulado «Buried Incarnation».

Actualmente el combo lo forma: Harri Salo (batería), Juha Rannikko (guitarra), Tero Aalto (guitarra), Aabeg Gautam (bajo y voz).

La propuesta de los de Finlandia sigue siendo inamovible. Volvemos a toparnos con un «Metal Muerto» con buenos ramalazos del Doom más macabro. Las composiciones son simples y efectivas, exhibiendo usualmente un número justo de cambios de dirección en cada tonada. Aquí el mérito, como es habitual, es poder transmitir tanto con tan pocos recursos en cuanto a técnica instrumental, y podéis creerme, el cuarteto lo consigue con creces.
La producción es orgánica y gruesa. Del artwork, siendo típico como él solo la verdad es que llama bastante la atención.

Crujientes, arrastrados, pesados…Estos son algunos de los adjetivos con los que se podría describir sin problema las seis cuerdas. Juha Rannikko y Tero Aalto una vez más ofrendan una buena ración de dobles tonos y armonías mortuorias. Los ataques de tremolo picking van a cuenta gotas, irrumpiendo cuando menos se espera.

Los registros vocales de Aabeg son atronadores. Growls de verdad, de los de la vieja guardia, como debe de ser. Por supuesto, olvidaos de clean vocals o moderneces varias.

Con todo lo que llevo ya dicho, casi me resulta absurdo explicar los atributos de la percusión. Pero por si alguno aún no le ha quedado claro, a medio gas suelen estar aporreados los tambores.

Ojo a la intensa ‘Lifeless Profoundity‘ y a los cambios rasantes de recorrido de ‘Deathbed Confession‘ y ‘Dark Womb of Nothingness‘. No os digo nada y os lo digo todo.

Los años y las modas pasan, pero la forma de crear música de estos tipos se mantiene intacta. Recomendado tanto para sus seguidores, como para aquellos que busquen autenticidad dentro del mundillo.

Nota: 7,5
Autor: Chus

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