Crítica: Scordatura - Mass Failure (2020)

Al acabar la primera guerra mundial bacteriológica, los efectos fueron devastadores. la mayoría de la población murió de la forma más dolorosa que jamás pudo alguien imaginar. Los escasos supervivientes, acabaron mutando y enloqueciendo. La totalidad de la piel se les pudrió. Se podía ver como gusanos y moscas entraban y salían de ellos. Perdieron la capacidad de raciocinio y habla. Tan solo eran fundas moribundas con un hambre insaciable y una ira indescriptible. Fue entonces cuando comenzó la era del canibalismo…
Bienvenidos al universo Scordatura.

«Mass Failure» es el nombre del tercer Larga Duración de los Brutal Death metaleros Scordatura. Verá la luz el 25 de septiembre de 2020 gracias a Gore House Productions.

El actual line up del combo es: Tam Moran (batería), Owen McKendrick (guitarra), Daryl Boyce (voz), Derek Wright (bajo).

Los de Reino Unido han estado especialmente inspirados a la hora de la creación de su nuevo trabajo. No existe ni la más mínima fisura en ninguna de las 9 tonadas que lo componen, manteniendo la intensidad y la calidad de principio a fin. Es lo que se podría denominar como «un disco como los de antes», donde nada sobra ni falta. Bueno vale, siendo completamente subjetivo y quisquilloso, me hubiera gustado que hubiesen incluido solos. Sin embargo, y a pesar de su inexistencia, es imposible bajar la nota a semejante acometida. De la producción no hay nada negativo que reseñar. Han logrado un sonido grueso, bajo y nítido a partes iguales. Por otro lado, la portada, sin que sea precisamente un alarde de originalidad dentro de lo que se suele ver dentro del género que ejecutan, no me digáis que no da sensación de apocalipsis.

Las seis cuerdas, en todo momento cortantes y letales, os van a dejar sin respiración. Antes de darle al play al plástico, espero que os concienciéis que os espera una buena ración de riffs fluidos y pesados con inclusiones si es necesario de acometidas de tremolo picking.

A pesar de lo que predomina dentro del apartado vocal sean los growls profundos, irrumpen de forma puntual guturales agudos rasgados. Que, dicho sea de paso, otorgan versatilidad a la propuesta del cuarteto.

Durante las seis primeras canciones, el bajo tiene presencia, y eso para mí es motivo de dicha.

Tam Moran no es humano. No puede serlo camaradas. La forma que tiene de aporrear los tambores no es de este mundo. ¡Tremendos giros de dirección que se marca!

Siendo alucinantes todos los temas, mis predilectos han sido ‘Nothing But Dust‘, ‘Contorted Existence‘, ‘The Flesh That Hates‘ y ‘Mass Failure‘. No tengo palabras para describirlos. No digo más.