Crítica: Dead Earth – Truth Hammer (2019)


…A las aproximadas ocho horas de viaje, las luces de avería del coche comenzaron a parpadear. Estaban en medio de ninguna parte y no tenían cobertura en los teléfonos móviles. Tenían la esperanza de que el vehículo aguantara hasta al menos llegar a un sitio habitado para poder pedir ayuda, y así fue. El viejo Ford, expulsando ya un humo negro que salía del capó consiguió llegar a duras penas a un pueblo que no estaba marcado en el mapa que llevaban. Aparcaron como pudieron y se internaron en el lugar. No aparentaba haber nadie por allí. De repente, una delgada figura ataviada con una roída túnica negra, una máscara antigás y un hacha en la mano derecha apareció de la nada. Un segundo más tarde, estaban rodeados de un grupo de personas vestidas de la misma forma. Sin mediar palabras, los atacaron. No tardaron en descuartizarlos, tiñendo una vez más las macabras calles de rojo…..
Bienvenidos al universo de Dead Earth.

El 12 de septiembre de 2019, se editó el el primer L.P de los metaleros Dead Earth titulado «Truth Hammer».

La alineación que lo grabó fue: Bob Semancik (bajo), Mark Hardy (guitarra), Joe DeFrank (guitarra), Jack Sabolich (voz), Brian Shea (batería).

Para empezar, os tengo que advertir que el combo del que hablamos hoy practica un Heavy Rock con ramalazos leves pero existentes de Thrash Metal (por eso están aquí). Dicho esto, comencemos. En líneas generales, el trabajo se deja oír bastante bien. No hay sobresaltos en ningún sentido. La estructuración de los temas es simple pero efectiva, mostrando unas seis cuerdas perpetuamente enérgicas. Sin embargo, para los que busquen más potencia, es posible que acaben dándole al stop nada más caten dos o tres temas. La producción es nítida y suficientemente poderosa. Además, el cover art es cuanto menos inquietante. Lo que desde luego no me ha convencido nada ha sido la tipografía usada para todas las palabras que se pueden leer en la portada, incluyendo el logo de la banda.

Como decía con anterioridad, las seis cuerdas son aguerridas. Los riffs fluidos y correctos cumplen perfectamente su función al igual que los solos. Lástima que la vertiente de «Metal Apaleador» esté relegada no a un segundo, sino a un tercer plano.

Perpetuamente agresivas, pero sin excederse son las voces. Se agradece que no existan los falsetes innecesarios ni las clean vocals melódicas.

Lo que predomina en el aporrear de tambores son los mid tempos. La velocidad llega a cuentagotas en forma de up tempos de pulso lento y marcado. Como ya os estaréis imaginando, el redondo en sí es sólido, pero nada trepidante.

Echadle un ojo a la inicial ‘Rock & Roll Machines‘ para que tengáis una idea fehaciente de por dónde van los tiros a lo largo del álbum. Tampoco puedo dejar pasar ‘Truth Hammer‘. Sin duda, el corte homónimo es el más agresivo de todo el Long Play.

El Elepé que ha protagonizado la reseña que estáis a punto de acabar de leer, es muy posible que no os haga saltar de la silla de emoción. A pesar de ello, lo que sí que es muy factible es que logre que paséis un rato agradable sin más.

Nota: 5,5
Nota: Chus

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