Noïtatalid es una banda de grindcore y death metal industrial integrada por tres hermanos originarios de Ilyinsky Pogost, Moscú, Rusia, de reciente formación ya que se hallan activos desde 2018 a la actualidad, siendo el LP «Furies in the Steppes from Russia» su primera producción discográfica, la cual fue lanzada al ruedo del mercado de la música el 9 de octubre de 2018 bajo la etiqueta de M.U.S.I.C. Records en formato digital. Actualmente, el mismo sello decidió lanzarlo en formato físico el 9 de octubre de 2020, añadiéndole un nuevo artwork. Ahora, Broken Tomb os trae su respectiva reseña.
La formación responsable de esta producción es la siguiente: Andrei es el líder y el vocalista, Vitaly en bajo y guitarra y Aleksey en batería.
En cuanto al sonido de la agrupación, se podría decir que lo más notorio es el aspecto industrial, al estilo industrial de los Estados Unidos, más cercano al noise rock o noise metal y a la experimentación musical que el industrial alemán, más influenciado por la música electrónica y definitivamente mucho más dance.
La banda dice parecerse a Cannibal Corpse, Napalm Death o Slayer, también afirman estar influenciados por el thrash metal y que su disco será del agrado de los fanáticos del brutal death metal, humildemente, y sin negar las influencias que ellos digan tener, creo que tal vez exageren un poco, por empezar, yo los veo muy cercanos a Ministry, si bien es un sonido evidentemente más oscuro que el de los estadounidenses. La música no es tan agresiva, en segundo lugar, que no se mal entienda, es un disco agresivo, pero no al nivel del brutal.
La sensación que se nos presenta al oír la producción es monotonía, todo el disco es muy similar, tal vez esa monotonía era un efecto buscado por la banda, tal es la inferencia que se puede realizar al observar la enorme cantidad de efectos que se han adosado al álbum, el cual se siente demasiado «tocado» como para considerarlo «sucio», cosa que lo estaría alejando del brutal y de los derivados del punk y lo acerca al industrial.
Además se percibe como «ordenado», no es melódico pero sí tiene cierta armonía, si bien hay cambios de ritmos y tiempos, cortes y silencios o espacios musicales dedicados a solos de batería, éstos son pocos, no constantes, tampoco abruptos y en el resultado final, no pueden competir con el enorme esfuerzo de posproducción para dotar a la música de una identidad mecanizada y artificial.
Los riff de guitarra (que son muy, muy, muy distorsionados y graves), tienen una notoria impronta industrial, se evidencian muchos efectos de posproducción para lograr que las guitarras suenen como si fueran máquinas industriales, para dar una sensación de «robotizado» . La voz misma, no es gritada ni desgarrada, si es gutural, pero a lo largo de las 12 canciones es más «hablada» que «cantada», igualmente monótona, sin variaciones, sin emoción, como un largo recitado, una vez más se presenta el arreglo posterior para darle, nuevamente, esa sensación robótica también a la voz.
El otro aspecto destacable del disco y que a mi modo de ver, es el que le da agresividad a la propuesta es la velocidad, aquí si se ve influencias de thrash y del crust punk a través del grindcore, la batería es veloz en extremo, al igual que la guitarra y el bajo que es otro instrumento bien destacado, aportando el aspecto grave a la composición final, todo esto desarrollado en una performance que logra elevados niveles de velocidad.
En resumen, el sonido es veloz y la afinación es grave en extremo, evidenciando fuerte influencia del thrash, el death y del grindcore, al cual, sobre la monotonía musical de base, se le adosan efectos de postproducción muy notorios para lograr un resultado final similar al sonido de máquinas industriales y voces robotizadas, siendo este aspecto, el que más se destaca sobre la composición final.
En lo personal el disco me gusto mucho, ya que me gusta el death metal industrial en particular y la experimentación musical en general; a los seguidores de Cannibal Corpse, no se que tanto le guste el metal industrial, así que yo, personalmente, lo recomendaría más a los seguidores de metal industrial o los que, siendo fans del metal extremo, no sean reacios a cierta experimentación musical y tengan la mente más abierta a sonidos diferentes.
La banda en sí misma es muy buena y la música es en verdad interesante y diferente, hay que tener una visión más amplia del metal extremo para sentir gusto por esta producción.
Nota: 8
Autora: Irene Adler
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