Crítica: Plague Weaver – Ascendant Blasphemy (2021)


Cada día se le hacía más insufrible la presencia de su propio hermano. Parte de culpa era la envidia que sentía por él. No solo era el favorito de la familia, sino que también era excesivamente perfecto. Parecía que jamás cometiera errores, que era perfecto y por supuesto era muchísimo más querido que él. Aquella mañana, comenzó que todas las demás. Después de desayunar comenzaron el trabajo. Al cabo de unas horas, comenzó la discusión que acabo con el trágico final del asesinato del predilecto de sus padres. Mientras lo golpeaba sin cesar con una piedra en la cabeza, tan solo podía sentir euforia. Se levantó, tiro la roca al suelo, se miró las manos teñidas de rojo y se dispuso a ir a casa. Tal vez fuese un asesino, pero no un cobarde. Tuvo la fortuna de que no hubiese nadie en el humilde hogar. Escribió una nota explicando lo sucedido y se marchó. Los años pasaron sin que llegase castigo legal alguno, y cuando la parca apareció para reclamar su alma, susurró sonriendo «nunca me arrepentí»…
Bienvenidos al universo de Plague Weaver.

El próximo 26 de febrero aparecerá el primer L.P de los Black metaleros Plague Weaver llamado «Ascendant Blasphemy».

La alineación que grabó el disco fue: JC (voz), RM (guitarra, bajo, teclados).

Que Odín y el dúo canadiense me perdonen, pero su debut me ha parecido aburrido hasta la saciedad. El tedio me embargó de forma salvaje a partir de la primera mitad del track inicial, y no me abandonó hasta que llegó el fin del Elepé. Intentan ejecutar un «Metal Negro» decadente y oscuro, pero tristemente al menos a un servidor no le ha trasmitido absolutamente nada. Al menos, la producción es la mayor parte del tiempo aceptable (comentaré algo sobre el sonido un poco más abajo) y la portada no es típica. Algo es algo ¿no?

Las «hachas» se construyen gracias a embistes de tremolo picking y dobles armonías. Anecdóticamente, tropezaréis con pasajes pausados. Como sorpresa, incluyen solos melódicos, mas no dicen nada.

Perpetuamente agónicos son los registros vocales. En ese aspecto, no hay sobresaltos negativos.

A medio gas suele ir la percusión. Si sois amantes de la velocidad, los leves instantes de up tempo os van a saber a gloria. Por cierto, ¿era necesario introducir una sensación de desorientación en los tambores de ‘Blood Runs Not‘? No me quedó claro si usaban blast o no gracias a que no se podía distinguir la «batera» correctamente. A su favor, tengo que decir que solo ocurre en la susodicha tonada. En los demás, está todo en su sitio.

Poco más puedo decir. Ni tan siquiera soy capaz de destacar ningún tema en concreto. Para bien o para mal, todos están cortados por la misma tijera compositiva. Echadle un oído vosotros a ver que os parece, porque para este humilde redactor es un enorme suspenso.

Nota: 4
Autor: Chus

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