Crítica: Metator – Akocedakor (2019/2021)


La batalla fue tan indescriptible como terrible. Duró tres días con sus respectivas noches. La mitad del planeta, junto con toda forma de vida fue aniquilada. Sin embargo, los pocos hechiceros supervivientes, lograron encerrar en el místico medallón a la entidad del caos. El tiempo pasó, y el hombre se tornó vacío y descuidado. Las medidas y reglas que se tomaron para mantener a salvo la macabra joya cayeron en el olvido. Las consecuencias llegarían tarde o temprano, y así fue. Después de la tercera guerra mundial, el mundo se convirtió en un lugar donde la tecnología abrazó a la brujería. El inestable presidente Lark por el siempre terrorífico arte del destino, acabó por toparse con el collar. Nada más lo tuvo en sus manos, sintió el enorme poder que emanaba. No tardó en informarse de qué tenía entre sus manos, decidiendo que haría lo que fuese necesario para liberar a su imposible ocupante, con la absurda idea de que podría llegar a controlarlo para beneficio propio. Pero, ¿quién podría ser capaz de manejar algo así?…
Bienvenidos al universo de Metator.

«Akocedakor» es el título del primer L.P de los Blackened Brutal Death metaleros Metator. Apareció en digital el 26 de marzo de 2019. En la actualidad, Blood Fire Death se ha encargado de volverlo a lanzar en formato físico, y aquí está un servidor para realizarle su respectiva reseña.

Pero, ¿quiénes le dan vida al grupo? os preguntaréis algunos. Tranquilos, que ahora mismo os voy a resolver esa duda. Su line up es: Ructator Kavernas (bajo y voz), Monkey Monolith (guitarra), Samily Jones (batería).

Tal y como deja reflejado la hoja de prensa, ciertamente los catalanes con su debut tan solo tienen una intención: aniquilarnos a todos. El disco no da ni un solo segundo de respiro, enarbolando con orgullo la bandera de la más insana brutalidad que podáis imaginar. Sin embargo, no todo es positivo. Existen dos puntos que hacen que la nota final no sea tan alta como debiera. Os comento. De entrada, la producción deja que desear. El volumen de las guitarras es mucho más bajo que el de las voces, pasando a un segundo plano. Para mí, no es demasiado bueno tener que afinar demasiado el oído para ver que sucede con las seis cuerdas. Por otro lado, está el uso de los growls. Las cuerdas vocales de Ructator Kavernas no paran, dejando poco, muy poco espacio a lo que es la música propiamente dicha. Esto hace que se tenga la sensación de que el grito sea continuo, perpetuo y lineal a pesar de que en ocasiones se decante por otro tono más alto con la intención de ganar versatilidad.

Lo que se captan de las «hachas» es siempre abrasador y a veces dramático. Juro por lo más sagrado que los riffs son devastadores y adictivos. Lástima que queden demasiado opacados por lo mencionado en el párrafo principal. Por supuesto, degustaréis de dobles armonías, embistes de tremolo picking y de unas tiradas de palanca demoniacas. Ojo a los solos. No digo más.

Cavernosa e inentendible es la forma de vociferar de Ructator Kavernas. Si buscáis ñoñerías o moderneces os vais a dar con un canto en los dientes. Anecdóticamente, se introduce clean vocals narradas femeninas en ‘Kea‘.

Si os gustan los «golpes relámpago» y los up tempos más trepidantes estáis de enhorabuena. La percusión suele ir a mil por hora amigos.

Recomiendo la recta final del Elepé con ‘Kannabykon‘, ‘Cabalgando los torbellinos‘ y ‘Fraktalizer‘. Poca broma con el susodicho trio de canciones. Ah, antes de que se me olvide, el broche de oro lo pone un personal cover de Motörhead. No os digo cual es. Descubridlo vosotros.

Es indudable la pasión y el afán por la agresión sónica de la agrupación, el cual, una vez pulan su propuesta se van a comer el mundo. No les perdáis la pista.

Nota: 6,5
Autor: Chus

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