Los amantes del «ruido» radical supieron lo que fue bueno el 26 de marzo de 2019 con la salida del primer L.P de Metator en digital. Blood Fire Death decidió rescatarlo y volverlo a lanzar en formato físico en 2021. Obviamente, era imposible que no nos ocupásemos de realizarle su respectiva reseña. Al igual que también era impensable que no os ofreciéramos la entrevista que ahora estáis leyendo. Venga, gente, a leer y a disfrutar.
- Siempre digo que es de bien nacidos ser agradecidos, así que por supuesto, os agradezco muchísimo que hayáis aceptado contestar esta rueda de preguntas. Ahora bien, ¿qué os parece si vamos al lío ya?
Nos convocaste para compartir existencia mediante dialéctica. Acudimos contentos, orgullosos, agradecidos y armados.
- No será la cuestión más original del mundo, pero creo que es necesario hacerla. ¿Cómo y cuándo se formó la banda?
La concepción se efectuó en 1998 en unas barriadas de Badalona, su primer nombre fue Kannabykon y junto a mí peleaban unos músicos innombrables. Eso evolucionó conforme nos radicalizábamos en todo, hacia el 2002 me trasladé a Ripollet, un auténtico tugurio de pueblo, y en ocasión del paroxismo del vicio y drogadicción que allí se dio la banda pasó a llamarse Akocedakor y formamos la primera formación seria junto a Massive Apoptosis a las guitarras y Líneas a las baterías. Hasta el 2010 estuvimos en esta espiral de abusos desarrollando el que después será el disco homónimo, hasta que tras muchos años en búsqueda de la verdad encontré sobre 2015 una suprema: moriré por el metal, por lo que pasé a ser one man band y la banda pasó a llamarse definitivamente Metator, y así permanecerá.
Reconozco 3 influencias fundamentales: Death en la manera de tocar, primeros Immortal en la agresividad que requiere el metal, Manowar en la predisposición a morir por el metal.
- En lo que va de año, ¿qué tres discos tanto nacionales como internacionales os han llamado más la atención?
“Nuklearth” de Citotoxin, mandanga de la buena, el último de Cannibal Corpse, porque está Rutan a las guitarras aunque luego piensas que te has hecho demasiadas ilusiones, y “What a time to be alive” de Werewolves, ojo con éste de los australianos.
- Bueno, vamos a pasar a hablar de vuestro reeditado debut llamado «Akocedakor». ¿Qué nos podéis contar sobre las sesiones de grabación de dicho Elepé?
En honor al trabajo de casi 20 años pusimos el antiguo nombre de la banda al disco. Lo grabé de cabo a rabo en La Tinaja del cínico, un estudio especialmente creado para Metator, todo el software fue pirateado, y para conseguirlo tuve que someterme a humillantes tutoriales, largos y denigrantes. Infiltrándome en contenidos ilegales virtuales encontré una conciencia atrapada en ese cyberespacio, no nos hicimos amigos pero confiamos el uno en el otro y “eso” se encarga de las baterías actualmente. Le llamamos Matraka por su grimoso sentido del humor. Por ahí pasaron músicos de diversas bandas amigas para las múltiples colaboraciones que hay: gente de Beryllium, Morbid Flesh, Virulentos, Kraniseptic, alguna leyenda de las guitarras como W.D. y también se coló MetaDiotima en la movida. Con esos archivos nefastos en la mano me dirigí a los Axtudios en los sótanos de Sants, en la Warcelona olvidada, con cuyo residente Mr. Ax estuvimos mezclando y masterizando en unas sesiones de dureza disciplinar.
- ¿Cuál es vuestro método compositivo?
Primero profundizar el conocimiento de la realidad. Segundo trascender hacia el sonido de lo extremo. Tercero pulir cualquier aspecto que no sea lo suficientemente decrépito y brutal. Si al final no transmite sensación real de terror y peligro o algo suena mínimamente alegre, empezar de nuevo.
- ¿Quién fue el encargado de realizar el artwork?
Mr. Gragoth de Luciferium War Graphics, desde el oeste de USA. Pensamos en él porque estaba pasando unos momentos duros debido a problemas neuro-degenerativos, lo cual creí óptimo para hacer una portada “diferente”. No todo el mundo puede decir algo así de su portada.
- ¿Qué os inspira para crear la lírica de los temas?
Defendemos el “Philosophic death metal”. El simple gore, serial killers, bosques místicos o llevar armaduras de plástico nos parece que no le duran un asalto a los auténticos dramas de la existencia en el pasado, presente y futuro. No es que no nos divirtamos con las temáticas clásicas, sólo pensamos que no todo el mundo tiene que repetir lo que han hecho otros una y otra vez, que hay algo fuera de la cueva y que cada banda debe aportar algo nuevo. Quien no cumpla esto no ha superado el gregarismo del corral mainstream. Es muy lamentable leer según qué letras: que si yo siento tal, que si tengo sueños, que si estoy triste, que si un monstruo, … pusilánimes que piden atención, egos traumatizados. Esperamos hacer daño musical a esos presuntuosos narcisistas.
- En su momento, ¿quedasteis completamente satisfechos con el resultado final? Si no es así, ¿qué cambiaríais?
En su momento salí flipado del estudio, no podía parar de escuchar el disco una y otra vez. Me costó unas semanas ir parando. Con el tiempo y al ir aprendiendo ves cosas que sin duda harías mejor, sobre todo a nivel de producción. Hay que conocer los secretos de la forja del metal para no quedarse obsoleto. Al menos podemos decir con orgullo que aunque pudimos haberlo hecho mejor, todo fue 100% hackeado.
- ¿Qué tal veis la salud del Metal Extremo en vuestra ciudad?, y de paso, ¿qué bandas nos recomendáis de allí?
Durante los últimos bolos antes de la pandemia se daba la situación de que tocábamos nosotros en una sala con bandas de nivel, y que esa misma noche había 5 bolos más de colegas también con bandas grandes en salas diferentes en varios puntos de la ciudad. Una pasada de efervescencia, podíamos dejar los trastos en el escenario, movernos a otra sala a ver a los colegas, después a otra a ver a una banda consagrada, después a otro barrio a ver alguna rareza y acabar en tu sala para recoger. Los promotores se volvían locos unos con otros: “ostias no me pises el bolo!”, “es que no había más días?!” Yo me sentía como en el sunset boule-“bar”. No puedo nombrar a todos las máquinas atómicas que hay por Warcelona: Devorate the universe, Human Carnage, Beryllium, The last oblation, Twat Fram, Siroll, Evnen, …
- Para concluir, ¿qué le diríais a los lectores de Broken Tomb que aún no os conocen para animarlos a que os den la oportunidad que merecéis?
Somos unos despreciables haters que no merecen nada más que diatribas, pero no es que estemos dispuestos a morir por el metal, es que ansiamos volver al combate y descojonarnos ante nuestro destino. Somos purria, pero musicalmente peligrosos. Y hacemos bandera del estigma.
Salud Broken Tomb, muchas gracias por el buen rato, celebramos vuestra amistad y la de todos los lectores, nos vemos pronto todos, hermanos, brindis por vosotros, metamates!
Autor: Chus
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