Memorias De Un No Muerto: Entombed – Wolverine Blues (1993)


Durante los años, se preguntó una y otra vez como no había ocurrido eso antes. Se enfrentó en miles de ocasiones al señor del magnetismo. Durante esas batallas, pudiendo hacerlo desde el primer momento, jamás lo hizo. ¿Es que acaso dentro del corazón del villano había un resquicio de luz? Desde luego si así era, la última pizca de bondad desapareció para siempre en el momento que le arrebató el metal que fortalecía sus huesos y garras de forma literal. Mientras que sus compañeros seguían peleando, él era tan solo una masa sanguinolenta y patética que gritaba sin cesar en el suelo. El factor curativo que tantas veces le salvó la vida aparentaba estar colapsado. Era muy posible que no saliese vivo de allí…
Bienvenidos al universo de Entombed.

El 4 de octubre de 1993, Earache Records lanzó el tercer trabajo de los hasta ese momento Death metaleros Entombed, títulado «Wolverine Blues».

La alineación que lo grabó fue: Nicke Andersson (batería), Lars-Göran Petrov (voz), Ulf Cederlund (guitarra), Lars Rosenberg (bajo), Alex Hellid (guitara).

Después de dos zambombazos indescriptibles de «Metal Muerto» a la sueca como fueron su debut «Left Hand Path» y «Clandestine», Entombed tenían la difícil tarea de crear un nuevo Elepé a la altura de sus predecesores. Sin embargo, y lejos de intentar repetir esquemas, decidieron salirse por la tangente.
Sin abandonar por completo el género que les había hecho grandes, optaron por incluir de forma muy, pero que muy evidente elementos de Rock and Roll. Fue así como consciente o inconscientemente, volvieron a revolucionar la escena extrema, creando lo que finalmente fue conocido como Death and Roll.
Las reacciones no se hicieron esperar, dividiendo al fandome. Los más salvajes se sentían traicionados con esa nueva forma de componer, mientras que los de mente más abierta alucinaban en colores con cada track del redondo.
En mi caso, y aunque no os lo creáis, pertenezco a los que el experimento le pareció una maravilla. Y es que amigos, me es imposible no caer rendido ante la potencia de la inicial ‘Eyesmaster‘, la oscuridad de ‘Hollowman‘, la garra y simplicidad de ‘Demon‘ y su gran giro de dirección sobre su mitad más o menos, o el solo fantástico de ‘Contempt‘. Aquí no había ni un solo segundo de mediocridad.
Al acabar el plástico, como ocurría con sus dos anteriores asaltos, tan solo se podía hacer una cosa: darle al play otra vez. Y eso, solo ocurre con los grandes de verdad.

Lo curioso del asunto, es que lo que vino inmediatamente después fue perdiendo calidad. «DCLXVI: To Ride, Shoot Straight and Speak the Truth!» se notaba desenfocado, y de «Same Difference» mejor ni hablar. Para más inri, uno de sus principales compositores, Nick Anderson decidió abandonar la banda. Parecía que todo estaba perdido y que tenían sus días contados. Afortunadamente, «Uprising» dio un golpe en la mesa, dejándonos claro que aún quedaba Entombed para rato, pero eso, es otra historia….

Nota: 10
Autor: Chus

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