Crítica: Vile Rites – Senescence (2024)


La envenenadora de los laxantes. El 8 de julio de 2024 la Audiencia de Valencia condenó a 29 años de cárcel a la mujer acusada de asesinar a su pareja tras suministrarle laxantes, encontrándose en prisión desde el 18 de junio tras el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular colegiado. La condena impone 23 años por un delito de asesinato con agravante de parentesco y seis años por un delito continuado de estafa agravada. Durante los meses de septiembre de 2020 y abril de 2021, la víctima, hombre viudo de 69 años, se hallaba ingresada en un centro hospitalario para el tratamiento de diversas patologías médicas con el acompañamiento y cuidado de su pareja de 49 años, procediendo ésta a la apropiación del teléfono móvil del hombre y al aislamiento familiar, administrándole una medicación irregular no supervisada provocadora del fallecimiento del hombre el 16 de abril de 2021 debido a un shock séptico severo. Dada <<su situación de desvalimiento>>, la condenada se apropió inconsentidamente del dinero de su pareja para su uso y disfrute particular. Así, la sentencia también recoge el pago en concepto de responsabilidad civil de 135.517 euros por las cantidades defraudadas a fines herenciales del fallecido y la indemnización de 30.000 euros a cada uno de los hijos de la víctima por daños morales.

El disco de hoy lleva por título «Senescence» (Senescencia, acerca del envejecimiento de las células y su indivisión hasta la apoptosis) y es el primer larga duración del terceto estadounidense Vile Rites (Ritos viles), practicantes de Metal Muerto Progresivo con detectables pinceladas apaleadoras.

Cuenta con un anterior trabajo en formato epé llamado «The Ageless» (Sin edad) publicado en 2022.

El elepé que reseñamos seguidamente tiene como fecha de lanzamiento el 16 de agosto de 2024 en los formatos de cedé, casete, vinilo y digital, todo ello por la mediación del sello americano Carbonized Records, con sede en California.

La portada es una pintura al óleo de carácter simbólico muy realzado por un uso cromático de tonos sumergentes. El nombre del grupo es indescifrable mientras que el título del álbum no presenta dificultad para su lectura.

El listado de composiciones suma un total de seis piezas, cinco canciones y una breve instrumental que cuenta con el poético título de ‘Ephemeral Reverie of Eroded Dreams‘ (Una ensoñación efímera de sueños erosionados), que sirve de interludio a la parte final del álbum. Los temas cantados son extensos, alcanzando ‘Banished to Solitude (Adrift on the Infinite Waves)‘ -Desterrado a la soledad (a la deriva sobre olas infinitas)- los 11:10 de duración, encontrándonos con una duración completa de 40 minutos con 10 segundos.

La producción es corpórea y rezuma potencia, muy homogeneizada en la captación del sonido. Los ritmos empleados son lentos, medios, rápidos y muy rápidos.

La voz es ruda y agresiva con un apropiado timbre cavernoso. En el primer tema ‘Only Silence Follows‘ (A continuación el silencio) irrumpe una parte en limpio, sorprendente y única en todo el disco -si exceptuamos los anecdóticos fraseos siseantes del tema ‘Banished to Solitude (Adrift on the Infinite Waves)‘-.

También se aprecia desde el inicio del trabajo un uso envolvente y muy bien implementado de sintetizadores.

Las guitarras son creativas y despedazantes a mayor gloria de su músico, igualmente el vocalista del grupo. Los solos manifiestan un ejercicio artístico de primer nivel, con plasmaciones ágiles y directas donde el hilo negro del genio pasa a través del ojo de la aguja de las seis cuerdas.

El bajo de cinco cuerdas es sideral, desde una apariencia y esencia constantes en todos los tramos del elepé, elegante e impiadoso, elaborando unas líneas convergentes y disímiles transversales. En ‘Transcendent Putrefaction‘ (Putrefacción trascendente) prologa el tema con una métrica fuera de lo común, en un concepto de sencilla sublimación sonora. Su instrumentista, quien también se encarga de los sintetizadores que enriquecen los temas en distintos segmentos, puede ser disfrutado en los proyectos Incredulous (Incrédulo) y Vektor.

Su hermana rítmica a los parches, los platos y el doble pedal se halla intrínsecamente unida al poder evocador de los eventos musicales simbióticos de irrenunciable exigencia cualitativa. El baterista puede ser también disfrutado en el álbum «I Erode» de Laceration, cuya reseña tenéis en Broken Tom con fecha del 8 de agosto, acertando aquí de nuevo en las tres facetas del instrumento ejecutado, con el uso del doble pedal como seña de identidad prodigiosa.

Coda: un disco de texturas y matices únicos, que presenta un dúo maestro de bajo y batería de inolvidable extemporaneidad.

Nota: 8.5.
Autor: Deader.

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