Décadas infernales. El 11 de septiembre de 1968 un ciudadano japonés de 32 años fue condenado a la pena de muerte en su país de origen tras el juicio que se celebró por el asesinato el 30 de junio de 1966 de cuatro personas perteneciente a una misma unidad familiar para la que trabajaba -un matrimonio y sus dos hijos adolescentes-, firmando la confesión de los hechos tras veinte días de interrogatorios sin la presencia de un abogado defensor. Se denunció posteriormente la existencia de maltrato y amenazas durante la citada investigación. Ante la creencia jurídica de su inocencia, la ejecución se vio aplazada de modo reiterado ante la negativa de los sucesivos Ministros de Justicia japoneses que se negaban a firmar la sentencia de muerte. En 1980 la pena fue ratificada por la Corte Suprema de Justicia de Japón. 33 años después, la Fiscalía japonesa acometió la desclasificación de las pruebas judiciales sobre el caso sometiéndose a las ropas encontradas en la escena del crimen la prueba del ADN, sin haber coincidencia pericial justificatoria de la condena impuesta al reo. En 2014 fue dejado en libertad a la espera de la resolución del caso, produciéndose la declaración de inocencia y la correspondiente absolución de todos los cargos el 26 de septiembre de 2024. El 10 de octubre es el plazo límite para que la Fiscalía presente la apelación a la nueva sentencia. En caso de que no se produzca, el exculpado deberá recibir una indemnización por el error justiciable.
El disco de hoy es el elepé «God of the Godless» (Dios de los impíos), el quinto trabajo de larga duración para el terceto alemán Temple of Dread (El templo del terror), practicantes de Metal Muerto desde 2017.
Su fecha de lanzamiento es el 4 de octubre de 2024 a través del sello germano Testimony Records en los formatos de cedé, vinilo y digital, sucediendo al disco publicado en 2023 «Beyond Acheron» (Más allá de Aqueronte), del cual se le hizo la oportuna reseña en Broken Tomb el 12 de septiembre de 2023.
La portada de «God of the Godless» es muy simbólica, con una paleta de colores atemperados que contrarresta la nigromante oscuridad de su figura central.
El listado de canciones lo forman un total de nueve canciones, bien equilibradas individualmente en cuanto a tiempo, rebasando su extensión completa escasamente los cuarenta minutos.
La producción de sonido es fantástica y totalmente actual, trasladándonos a los tiempos clásicos de los noventa en su vertiente más sincera y efervescente del inigualable sonido de Metal Muerto hecho en Florida durante aquellos irrepetibles años.
Los ritmos empleados son lentos, medios, rápidos y muy rápidos.
La voz es rasgada y áspera, buscando el sentido de la destrucción internalizada a través de un recital de desesperado realismo entrópico. En el tema ‘Black Scream‘ (Grito oscuro) aparece un timbre nuevo, limpio y doliente.
Las guitarras aceradas crean partituras de nivel creativo apreciable, visitando lugares reconocibles de elevada consistencia sonora. En momentos puntuales se acerca al sonido acústico con un logrado efecto atmosférico envolvente. Los solos son breves e intensos, de doblada ejecutoria expresiva en su sobresaliente técnica depurada.
El bajo mantiene un destacado y vibrante nivel rítmico, sobresaliendo en temas como ‘Sacrificial Dawn‘ (Amanecer sacrificial) o en el inicio del corte ‘Monstrosity Divinity‘ (Divinidad monstruosa), proporcionando direccionalidad a las composiciones, sin excesos pero con acierto.
La batería, a los parches, los platos y el doble pedal, lleva a cabo una labor extraordinaria de empuje, complicidad y aleccionadora sensibilidad motora.
Reseñar por último que en la canción que da título al álbum hallamos la inclusión de elementos sintetizados de eficaz ejecución y de inédito uso en el resto del redondo.
Coda: un disco relevante para comprender el ahora del mejor Metal Muerto europeo con sólidas raíces americanas.
Nota: 8.
Autor: Deader.
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